miércoles, 16 de abril de 2008

Ambiciones efímeras (resaca post-Riazor)


No sé qué tal cuerpo habrá dejado a la afición rojiblanca el 3-0 encajado en Riazor. Supongo que una sensación bastante parecida a la mía, que es la de estar ante un equipo que se conforma con lo que tiene. Algunos –muchos, supongo– dirán que con no sufrir el resto de la temporada ya tenemos bastante. No les falta razón. Otros –los menos, presumo–, que Europa, o mejor, la UEFA, era un objetivo remoto, aunque alcanzable, por le que merecía la pena luchar. Tampoco seré yo quien les contradiga.

Con mi proverbial rechazo al triunfalismo en todo lo que concierne al Athletic, antes del partido me situaba en un terreno intermedio. Las ganas de ver a un equipo potente luchaban contra la experiencia de dos años y medio de continuo sobresalto. De esa manera, me refería en la crónica previa al encuentro con el Dépor a que los rojiblancos debían aprovechar las jornadas que restan hasta el fin del campeonato para definir el conjunto que quiere ser la próxima temporada. Acabar bien el año daría un punto de partida para establecer objetivos de cara al siguiente ejercicio. No hacerlo supondría estarse preguntando en qué lugar nos colocará la diosa fortuna en la campaña 2008-2009.

Efectivamente, cada vez que doy rienda suelta al optimismo, el Athletic me recuerda lo voluble que es como equipo. Y no me refiero a ahora, sino a toda una vida siguiéndole. Así que el 3-0 me sorprendió por un lado, pero por otro no me extrañó en absoluto.

Suelo desconfiar bastante de las declaraciones de vestuario en general, en las que siempre salen palabras como confianza, ambición, compromiso… Ese era el mensaje del entrenador y los jugadores antes del viaje a La Coruña, y pudimos comprobar lo que ocurrió. En fin, menos hablar y más hacer, teniendo en cuenta además, que 1.500 personas te están apoyando desde la grada tras pegarse una paliza de viaje. Y no hablemos del regreso, con la cara de panoli que se le queda a uno si su equipo se ha dejado vencer con una resistencia un tanto dudosa. Todo esto ronda en la cabeza del seguidor durante muchos kilómetros de la tourneé de vuelta y todavía le quedarán horas en la carretera cuando los miembros de la plantilla se hayan acostado ya en sus camas, pues al día siguiente hay que madrugar (???) para el entrenamiento.

La pregunta es: ¿habría acabado el partido con este resultado si el Athletic se hubiera jugado algo importante? Muy probablemente, no. ¿Una derrota? Tal vez. ¿Por 3-0? Difícilmente este año, en el que llevamos un registro en contra inédito en las últimas campañas.

Resulta evidente que Europa, por medio de la Intertoto, es un objetivo accesible. No veo grandes diferencias ni de puntos ni de juego con el séptimo clasificado. Esa es la meta que debemos fijarnos, pues está visto que la de ser un mejor equipo sin más no cuela.

Claro, que mi opinión puede cambiar si sale un buen encuentro ante el Valencia, que viene a jugarse la vida a San Mamés. Tampoco yo me libro de ser voluble. Serán cosas ser aficionado al fútbol o será lo que tiene seguir al Athletic. Qué sé yo.

2 comentarios:

Pablo [Chicago] dijo...

Señor Bala Roja, tenga usted por seguro que el Valencia va a llegar muy necesitado a San Mamés, muy necesitado tras el merecido correctivo que recibirá en la final de copa mañana

Bala Roja dijo...

Gracias por tu comentario, Pablo, desde tan lejanas tierras.

Aupa el Getafe para la final de Copa. Después de lo del Bayern, el fútbol le debe una a los azules.

Eso sí, que la victoria no sea muy amplia, que luego van a venir con demasiadas ganas de resarcirse en La Catedral