domingo, 16 de marzo de 2008

Betis Antifútbol Club


Lo sucedido ayer en Sevilla es literalmente de Juzgado de Guardia. Según leo en las noticias, el energúmeno que lanzó la botella a Armando está ya a disposición del Juez después de que la seguridad privada del Betis lo pusiera en manos de la Policía.

Más allá de la generalizada repulsa ante este tipo de actos y de los continuos llamamientos a desterrar del fútbol estos sucesos, me parece que esta vez la Liga de Fútbol Profesional debería ir un poco más allá y sancionar de forma ejemplar al Betis. Y no lo digo porque ayer jugara contra mi equipo ni porque en ese momento el resultado nos fuera favorable. No, no es eso. Es que el equipo verdiblanco es digno merecedor del sobrenombre de “Betis Antifútbol Club”.

Los de Lopera practican el antifútbol ya desde su palco, todos conocemos las lindezas del dueño del Betis y su manía de calentar los partidos durante la semana. Ahora califican el botellazo de acto “vil y cobarde”, pero habría que preguntarle al dueño del club bético si no son igualmente viles y cobardes las declaraciones que ha dedicado al Athletic en las últimas temporadas. El sevillano nos ha acusado de contar con jugadores dopados, de recibir favores de los árbitros, de tener garantizada la plaza en primera gracias a Villar y un largo etc. Lopera es muy amigo de tirar la piedra y esconder la mano, durante las últimas campañas ha cargado contra el Athletic y su afición pero ahora le falta tiempo para escurrir el bulto y salir diciendo que el energúmeno no era “ni socio ni abonado” del Betis. Cuánto mejor sería dejar que los jugadores hablen en el campo y no alimentar los fanatismos de una parte de la afición bética, sobre todo cuando ha demostrado tener gran puntería en el “tiro de botella al contrario”.

Otra característica del antifútbol bético es la inaceptable actitud de sus recogepelotas, algo de lo que se lleva hablando ya bastante tiempo en la Liga pero que nadie hace nada para solucionar. Vale, soy consciente de que todos los equipos pierden tiempo cuando van ganando y de que todas las aficiones quieren que su equipo gane, pero lo de los verdiblancos se pasa de castaño oscuro. Y repito, no lo digo ahora que el perjudicado es mi equipo, todas las semanas se ve lo mismo en ese Estadio. Cuando el Betis va ganando los recogepelotas literalmente desaparecen, y cuando va perdiendo entran incluso en el terreno de juego a devolver el balón. Ayer lo pudimos ver claramente, los recogepelotas entraban en el área de Armando para colocarle el balón en el saque de puerta. ¿Cómo es posible que la Liga les permita esto? No me lo explico.

Y finalmente, la forma más inaceptable de antifútbol la vimos ayer tras la suspensión del partido. No soy amigo de polémicas y no quiero que se me malinterprete, sé que la mayoría de los aficionados del Betis se fue ayer a casa triste y decepcionada por el botellazo. Pero no puedo dejar de comentar lo que otra parte de la afición bética hizo una vez decretada la suspensión del encuentro. A pesar de la gravedad del golpe que recibió Armando y de la imagen que como club estaba dando el Betis, todavía hubo un sector que se quedó con ganas y no dudó en apedrear el autobús del Athletic o esperar a la salida de los periodistas bilbaínos para proferirles todo tipo de amenazas. ¿Qué clase de deporte piensa esa gente que es el fútbol? Los medios de comunicación han hecho mucho hincapié en el hecho de que la hinchada bética hizo posible la detención del energúmeno, pero no he oído apenas nada de las amenazas e insultos a la expedición rojiblanca cuando todavía no se conocía el alcance de la agresión a Armando.

En definitiva, espero que los miembros del Comité de Competición castiguen al Betis con una sanción ejemplar y que la Liga de Fútbol Profesional retire de una vez el cheque en blanco que tiene la directiva de este equipo para hacer lo que le viene en gana en esta competición.

Aupa Athletic!

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